Ansiedad, estrés y manifestaciones de trastornos adaptativos son algunos de los síntomas que pudieran presentar adultos y niños que retornan físicamente a sus trabajos y establecimientos escolares.
La baja en el número de contagios por COVID-19 ha llevado a las organizaciones laborales y educativas a iniciar el proceso de regreso a la presencialidad. Sin embargo, esta situación tiene múltiples consecuencias en la salud mental de las personas, quienes en muchos casos llevan alrededor de 16 meses realizando sus actividades de manera online.
“Hay respuestas asociadas a la ansiedad, al estrés, a lo que se conoce como trastorno adaptativo. Hay que pensar que llevamos un año y medio en este proceso de confinamiento, de COVID y donde por primera vez se empieza avanzar hacia una nueva normalidad”, declaró la psicóloga clínica y académica de la Universidad de Talca, Natalia Uribe.
La profesional agregó que a este trastorno adaptativo se suma la poca certeza que existe sobre el futuro, donde no se sabe aún si habrá nuevos contagios o nuevas variantes en el país.
Transición positiva
La académica aseguró que este inminente regreso al trabajo y al estudio de forma presencial “implica cambios fisiológicos, emocionales-conductuales y sociales en las personas y las familias, quienes llevan un año y medio de una rutina, horarios y estilo de vida que hoy se nos invita a modificar nuevamente”.
Por ello la especialista sugiere que el regreso se realice de manera paulatina. “Una recomendación es que las organizaciones educativas y laborales, si van a invitar a la presencialidad, no sea todos los días, y no se haga en un horario completo. Así la persona se adapta fisiológica y anímicamente, y la familia también se adecúa a estos nuevos cambios que va a sufrir”, sostuvo.
Uribe recalcó que es vital recordar que seguimos en presencia del Coronavirus, por lo que la nueva realidad es diferente a lo que conocíamos previo a la pandemia. “Hay que mantener la distancia física por lo que, para los niños, niñas y para las personas en general, va a ser extraño volver a los lugares que conocía, como las salas de clases, pero bajo condiciones diferentes”, afirmó.
Junto con esto, precisó que las organizaciones deben buscar instancias para conversar sobre lo que ha significado el COVID-19 con sus trabajadores o estudiantes y recomendó “contratar a equipos de salud mental, generando espacios de conversación y reflexión. No podemos pretender llegar y hacer clases o trabajar como si no hubiera pasado nada”, resaltó.