Expertas explican los riesgos del embarazo adolescente

Se precisó que estudios “muestran un mayor riesgo de parto prematuro, restricción de crecimiento fetal y bajo peso al nacer”.

El 26 de septiembre se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Embarazo Adolescente, que busca evitar la maternidad a corta edad, pues son muchos los riesgos de salud y psicosociales que sufren madre e hijo. Según la académica de la Escuela de Obstetricia y Puericultura de la UTalca, Gabriela Herrera, “el embarazo adolescente ha disminuido considerablemente en los últimos años, pero aún sigue siendo un importante factor que aumenta la morbimortalidad materna y fetal”.

“Estudios actuales muestran mayor riesgo de parto prematuro, restricción de crecimiento fetal y bajo peso al nacer. Además, las adolescentes de menos recursos tienen más probabilidades de nuevos embarazos en esta etapa, debiendo afrontar la crianza, postergación de estudios y mejores opciones laborales y de desarrollo personal”, precisó.

La docente Alicia Parada, también de la mencionada escuela de la Facultad de Ciencias de la Salud, sostuvo que “a partir de numerosas investigaciones se ha llegado a reconocer que nuestra salud, e incluso nuestra capacidad de amar, depende de los niveles de equilibrio alcanzados por el sistema adaptativo primal, al finalizar nuestro primer año de vida. Podemos afirmar que la Salud Primal de cada individuo se construye durante todo el periodo de estrecha dependencia de la madre, primero en el útero, luego durante el parto y después durante la lactancia. Todos los acontecimientos que tengan lugar durante este periodo de dependencia de la madre, influyen sobre ese estado de salud de base”, afirmó.

Así, la madurez de los padres serán determinantes para el niño/a. “La literatura científica demuestra también que la exposición continua a estresores emocionales, como el abandono, el miedo, la violencia o a estresores ambientales durante el embarazo, tales como deficiencias en la alimentación (tanto por déficit como por exceso), infecciones en la madre, uso de drogas, el tabaquismo, el alcohol, el estrés, la falta de apoyo por parte de la pareja, entre otros, tienen injerencia en el desarrollo de algunas enfermedades a futuro en ese hijo/a”, detalló Parada.

La académica recalcó que una gestación planificada y deseada significa una experiencia en que el ambiente hormonal, emocional y también social que rodeará a ese bebé será de bienestar y armonía social y química. “Su cerebro primitivo, que está cultivando los elementos para la interacción con otros individuos, estará desarrollándose de manera saludable y plena, pues en estado de bienestar el cuerpo de la madre privilegia la liberación de endorfinas que predominarán el ambiente en donde se desarrolla el sistema adaptativo primal del individuo, sentando las bases para una vinculación afectiva armoniosa”, subrayó.

Por contraparte, el malestar físico, ambiental, emocional o social privilegiará en el cuerpo de la madre la liberación de hormonas relacionadas con el estrés como el cortisol, que influirán no solo negativamente en el crecimiento de este futuro ser, sino también en la forma de establecer vínculos con los demás.