Académicos hicieron recomendaciones para prevenir el cáncer

Plantearon la necesidad de someterse a exámenes y así diagnosticar la patología en etapas primarias.

Los esfuerzos que supone el control de la pandemia de COVID-19 han dejado en segundo plano el diagnóstico y, por ende, el tratamiento de enfermedades tan relevantes para la sociedad chilena, como el cáncer. Es por esta razón que dos académicos de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Talca hicieron un llamado a extremar los cuidados, prevenir y controlar a tiempo esta patología.

Para el director del Magíster en Ciencias Biomédicas de la casa de estudios maulina, Sergio Wehinger, la prevención juega un papel relevante a la hora de poner atajo a esta enfermedad. Al respecto, sostuvo que no hay que exponerse actividades riesgosas que favorecen ciertos tipos de cáncer, como el de la piel. “Un consejo es evitar la radiación solar en las horas en que el sol es más intenso, ya que hay mayor cantidad de rayos ultravioleta que llegan a la superficie de la tierra”, subrayó.

Agregó que la prevención de esta enfermedad incluye también la protección de las vacunas contra ciertos tipos de infecciones virales. Sostuvo que el material genético de algunos virus se puede integrar al ADN y producir desórdenes celulares, facilitando la aparición de cáncer. “Es el caso del virus de la Hepatitis B se asocia a un alto riesgo de desarrollo del Cáncer de Hígado. Tenemos la vacuna que se recomienda para las personas de riesgo. Un caso aún más conocido, es la vacuna en contra del Papiloma Humano. Este virus de transmisión sexual se asocia fuertemente a cánceres como el cervical y a otros de la zona genital”, añadió.

Por lo tanto, enfatizó el experto, la vacuna contra el virus del Papiloma, que se recomienda para niños y niñas de 11 y 12 años, también es una de las armas que la ciencia médica nos ha dado para poder combatir cánceres específicos.

Factores genético-ambientales

Por su parte, el también académico de la Facultad de Ciencias de la Salud de la UTalca, Rodrigo Moore, agregó que el cáncer es una enfermedad “genético-ambiental. En ese sentido nuestros genes pueden estar predispuestos para que padezcamos cáncer, pero es el ambiente el que gatilla la aparición de esta enfermedad”.

El profesor Moore explicó que “todos tenemos un familiar o amigo que padece o padeció cáncer, y también tenemos conocidos que a pesar de fumar o beber alcohol habitualmente, no sufren enfermedades crónicas, se ven saludables y no padecen cáncer. Por otro lado, conocemos personas que se cuidan y llevan una vida saludable, pero sí tienen cáncer. Entonces ¿qué es lo que nos hace distintos? Ahí es cuando aparece la medicina de precisión o personalizada, que es un término que se está acuñando desde hace un tiempo en Estados Unidos y que es cómo las características genéticas de cada uno hacen que tengas menor o mayor predisposición a padecer cáncer”, añadió.

Mediante este tipo de medicina podemos responder “por qué las personas con el mismo tipo de cáncer reaccionan de manera distinta a un mismo tratamiento, y eso es por las características genéticas de las células que hacen que un tratamiento sea efectivo o no.  Debemos avanzar en eso, que es parte del Plan Nacional Contra el Cáncer, para proveer a los laboratorios de los equipamientos y tecnologías necesarias para poder identificar de forma personalizada distintas mutaciones de los genes asociados a los cánceres y así poderlos tratar de forma efectiva”.

Esta forma de medicina personalizada y de precisión -a juicio del académico- “debiera ser desarrollada en el país porque probablemente va a salvar muchas vidas”.

Recomendaciones

Sobre las prevalencias y cuidados, Moore señaló que el cáncer gástrico es el más letal en Chile, sobre todo en hombres, con “tres veces más probabilidades de padecerlo que las mujeres; la edad es otro factor de riesgo. Si usted es hombre de más de 40 años y tiene o ha tenido molestias gástricas, hágase una prueba”, subrayó.

El investigador agregó que “el cáncer gástrico es muy silencioso y es muy difícil de diagnosticar, normalmente nos damos cuenta cuando la enfermedad está en etapa tres o cuatro, cuando ya es muy poco lo que se puede hacer”, enfatizó.

El académico recalcó que “si es mujer, es importante realizarse el PAP y la mamografía, que son exámenes que deben volverse de rutina; y los jóvenes debieran realizarse habitualmente exámenes para detectar el HPV, virus de transmisión sexual que se da mucho en ese grupo de edad y que puede ser el inicio del cáncer cérvico uterino”, agregó.