Doctor en Microbiología y Genética Molecular y académico de la PUCV, Sergio Marshall, planteó que si bien no se ha demostrado que sea Ómicron más virulenta, la gran pregunta a responder es si ¿será esta variante resistente a las vacunas actuales? “De ahí el interés mundial de evitar su diseminación y evaluar el potencial de sensibilidad contra las vacunas”, afirmó.
Dentro de los últimos días diversos países han comenzado a tomar ciertas medidas restrictivas en relación a los viajes procedentes del sur de África. La causante de esta medida es la aparición de una nueva variante del SARS-CoV-2, que se conoce como B.1.529 y denominada como Ómicron por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Este nombre responde a la decisión del organismo de nombrar las nuevas variantes con nombres correlativos del abecedario griego y pretende evitar nombrarlas con el lugar de origen, evitando así, generar efectos discriminatorios en contra de algún país o región.
El académico del Instituto de Biología de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, Sergio Marshall, se refirió a las primeras impresiones que ha dejado Ómicron, señalando que: “está presentado una gran transmisibilidad, aparentemente mayor a la que presenta Delta, aunque no se tiene aún certeza si es más virulenta. Sin embargo, el dato más preocupante es que tiene 50 mutaciones en su material genético, 32 de ellas concentradas en la proteína de superficie del virus llamada “Spike” que es la proteína contra la cual se han generado todas las vacunas en aplicación a nivel global”. Agregó que “ello conlleva a la pregunta aún sin contestar: ¿será esta variante resistente a las vacunas actuales? De ahí el interés mundial de evitar su diseminación y evaluar el potencial de sensibilidad contra las vacunas”.
Las modificaciones que sufre un virus son parte de un proceso que se produce naturalmente durante el ciclo replicativo del material genético del virus (genoma de ARN), esto, dado que la enzima encargada del proceso no es capaz de copiar fielmente su templado y además carece de capacidad de corrección. Al respecto el doctor en Microbiología y Genética Molecular detalló que “todos los virus que tienen ARN como material genético, tienen muchas variantes (Ej: Influenza, VIH). Aparentemente en este caso, el poder de mutar de SARS-CoV-2 es superior a lo esperado, y Ómicron parece estar demostrándolo”.
Actualmente la nueva variante ha sido catalogada como de preocupación, que es una de las tres categorías que maneja la OMS. Este grupo se diferencia del resto dado que se cuenta con la evidencia suficiente para sustentar el hecho de que es más contagiosa y que produce mayores riesgos de reinfección en un periodo más corto de tiempo. Marshall, aclaró que en este grupo ya se encuentran las variantes Alfa, Beta, Gama y Delta.
En este escenario las diversas compañías responsables de las vacunas vigentes, evalúan constantemente sus productos frente a la efectividad de las nuevas variantes. Al respecto, el experto en virología comentó que “hasta ahora, de todas las variantes virales circulantes, ninguna ha demostrado evadir la capacidad neutralizante inducida por las vacunas. Se espera que Ómicron no sea la excepción, y aunque lo sea, por el conocimiento parcial que se tiene de sus mutaciones, podría haber una menor capacidad protectora de las vacunas vigentes, lo que se podrá demostrar en las próximas semanas”.
Si bien es una variante que presenta un gran número de diferencias respecto al virus inicial que se conoció en Wuhan, para Marshall estas diferencias podrían no ser tan drásticos para cambiar las estrategias que se han tomado hasta el momento, señalando al respecto que “ómicron llama la atención por el exceso de mutantes aparecidas al mismo tiempo, pero lo importante es que aparentemente los cambios generados en la proteína Spike no son tan drásticos como para convertirla en una nueva cepa, o nuevo virus, que haría cambiar las estrategias de profilaxis. Sigue siendo una variante de interés dentro de SARS-CoV-2, y veremos en el tiempo su impacto expansivo”.