“Si nos amparamos en la estadística y la experiencia, existe un alto grado de posibilidad de que al menos logremos llegar a registros pluviométricos de un año normal”, sostuvo meteorólogo de la PUCV, Miguel Fernández.
La anunciada llegada del Fenómeno de El Niño ha elevado las expectativas de los chilenos, quienes ven en este evento natural un posible pequeño respiro a la extensa sequía que ha afectado al país por más de diez años, lo que se traduciría en un descanso para la escasez hídrica, según explicó Miguel Fernández, meteorólogo y académico de la PUCV.
Según el especialista, dentro de las consecuencias principales que traería El Niño, es el aumento de humedad en la atmósfera, lo que incrementaría la posibilidad de intensificar los sistemas frontales y, por ende, las tan esperadas precipitaciones.
Mientras que el fenómeno de La Niña consiste en un enfriamiento del agua del Océano Pacífico tropical, El Niño se caracteriza por la fluctuación de las temperaturas del océano en la parte central y oriental del Pacífico ecuatorial, asociado a cambios en la atmósfera. Y es, según el académico, “uno de los eventos de interacción océano-atmósfera más importantes que se producen en el Pacífico tropical, con consecuencias en el clima alrededor del planeta”.
El experto anunció que este fenómeno climatológico se desarrollaría a mediados de año. “Las precipitaciones deberían registrarse en los meses de julio y agosto, porque junio aún podría ser un mes de transición”. Advirtió eso sí que “algunos expertos creen que es posible que El Niño se retrase aún más, pero en el mejor de los casos debería llegar por el mes de junio o julio”, afirmó.
“Esto genera bastante incertidumbre de cómo podría afectar al invierno y si esta condición acabaría con la sequía de varios años. Si nos amparamos en la estadística y la experiencia, existe un alto grado de posibilidad de que al menos logremos llegar a registros pluviométricos de un año normal. Hay que mantener cautela y tener en consideración que estas probables precipitaciones podrían tardar en llegar hasta la segunda mitad del invierno”, precisó Fernández.
Considerando la ocurrencia de eventos extremos en los últimos años, debido al cambio climático, agregó, no se puede descartar que se produzcan precipitaciones o vientos durante estos meses. “Se mantendrá la tendencia a tener temperaturas un poco más cálidas. Sin embargo, debido a que se incrementará el paso de sistemas frontales y habrá cambios de masas de aire, se podrían generar heladas y nieve en la precordillera”, concluyó el académico de la casa de estudios.