Informe de Mastercard revela cómo la pandemia podría hacer retroceder a una generación de mujeres emprendedoras

Los mercados latinoamericanos aún muestran necesidad de apoyo, a pesar de haber presenciado incrementos de desarrollo en el mercado emprendedor femenino impulsados por la necesidad; Colombia se destaca en la región por la gran presencia de mujeres líderes y es seguido de cerca por Chile.

El COVID-19 ha generado efectos impensados en varias aristas de la sociedad. Las mujeres alrededor del mundo se han visto afectadas de manera desproporcionada por la crisis ocasionada por el COVID-19: un 87% de las mujeres propietarias de negocios dicen que se han visto afectadas negativamente. La excesiva representación en los sectores más afectados por la recesión económica, la pronunciada brecha de género en el ámbito digital en un mundo cada vez más virtual, y las crecientes presiones de las responsabilidades que corresponden al cuidado de los hijos son sólo algunos de los factores que han dejado a las mujeres en una situación especialmente vulnerable.

Para hacer frente a esta marcada disparidad y aprovechar al máximo el potencial de las mujeres en los negocios, las conclusiones del informe del Índice Mastercard de Mujeres Emprendedoras 2020 (MIWE, por sus siglas en inglés) constituyen un argumento convincente para aprovechar las mejores prácticas de políticas específicas según el género a nivel internacional.

En su cuarta edición, el MIWE destaca las vastas contribuciones socioeconómicas de las mujeres empresarias de todo el mundo, además de proporcionar información sobre los factores que impulsan e inhiben su avance. A través de una metodología única basada en datos disponibles públicamente proporcionados por organizaciones internacionales líderes, como la OCDE y la Organización Internacional del Trabajo — el MIWE 2020 incluye una clasificación mundial sobre el avance de las mujeres en los negocios bajo condiciones pre-pandémicas en 58 economías, las cuales representan casi el 80% de la fuerza laboral femenina.

En el caso de Chile, el 25% de los dueños de negocios, son mujeres y más de un 80% de los emprendimientos, pertenecen a los sectores económicos más afectados por el COVID-19. Sin embargo, destaca el alto porcentaje de emprendedoras jóvenes comprometidas con sus negocios, bordeando el 40% de la población femenina en edad de trabajar. Se reconoce la aceptación y el respeto de la sociedad chilena a los emprendimientos por asumir riesgos, su capacidad de innovación e individualidad y la creatividad. Además, Chile destaca entre las economías donde prevalece la innovación y el pensamiento estratégico como las mayores características de un negocio exitoso.

POLÍTICAS DE GÉNERO

El MIWE 2020 también proporciona un análisis inicial sobre las ramificaciones del COVID-19 en las mujeres en el ambiente laboral, a la vez que saca a relucir políticas de apoyo eficientes. Aunque estas difieren de un país a otro, las que han demostrado ser más eficaces incluyen medidas de alivio expansivas para las PYMES — desde subsidios salariales, esquemas de permisos, limitación de las tasas empresariales y hasta rescates fiscales — así como apoyo estatal para el cuidado de los niños.

“Es fundamental que existan herramientas para impulsar el emprendimiento femenino en todo el mundo. La recuperación económica después de la pandemia debe ser igualitaria en materia de género, y por eso es importante visibilizarlo con estudios como este”, dice Patricia Merino, directora de marketing y comunicaciones para Mastercard Cono Sur. “En Chile, también somos parte de un programa de mentorías llamado Club 30%, que busca promover una mayor diversidad de género y potenciar la presencia de mujeres en altos cargos empresariales, porque creemos que es fundamental la inclusión femenina en todas las áreas”.

Al realizar la comparación entre los países latinoamericanos, Colombia ocupa el puesto 14 en el ranking global (RG), lleva la delantera entre ellos destacándose como el mejor país para mujeres emprendedoras en la región con un puntaje de 66.31 de 100. Este país ha notado un alto movimiento en el emprendimiento femenino impulsado por la necesidad y una alta representación de mujeres líderes de negocio reflejada en un 57%. Muy de cerca, a pesar de haber descendido cuatro posiciones, se encuentra Chile: 63.37 (RG 27), Argentina: 62.86 (RG 29), Brasil: 62.36 (RG 32), México: 62.11 (RG 34), Uruguay: 61.31 (RG 35), Costa Rica: 60.88 (RG 36), Perú: 59.71 (RG 39) y Ecuador: 57.96 (RG 41).

COVID-19

De manera crucial, el informe presenta una perspectiva optimista para el futuro de las mujeres emprendedoras. En él se indica que la pandemia podría ser un catalizador para el progreso exponencial de las mujeres en los negocios, así como una oportunidad para corregir los prejuicios de género inherentes en caso de que los encargados de la toma de decisiones apoyen e impulsen iniciativas específicas según el género. El informe se basa en varios puntos para ilustrar esto, en particular:

La era COVID-19 presenta un discurso que empodera a la mujer en funciones de liderazgo, proporcionando inspiración en un momento en el que las barreras culturales y el miedo al fracaso todavía impiden que algunas mujeres se embarquen en aventuras empresariales. El COVID-19 ha puesto en relieve la capacidad de las mujeres para liderar en circunstancias extraordinarias. Mujeres líderes mundiales como la Primera Ministra Jacinda Ardern de Nueva Zelandia, la Canciller Angela Merkel de Alemania y la Primera Ministra Sunna Marin de Finlandia han presidido algunos de los esfuerzos más exitosos para contener el COVID-19 e infundir orden, seguridad, confianza y calma.

Las empresarias ya están demostrando una marcada adaptabilidad, a pesar de los grandes obstáculos existentes en el camino al éxito. Estas mujeres se están adaptando al nuevo mundo del trabajo con una confianza renovada. El 42% ha pasado a un modelo de negocio digital y el 34% ha identificado nuevas oportunidades de negocios desde la pandemia.

La “nueva normalidad” presenta una oportunidad única en la vida de eliminar las barreras existentes, impulsando una mayor participación y paridad de género para las mujeres en el mundo empresarial. Además de magnificar varias veces las muchas disparidades que enfrentan las mujeres en los negocios — desde la brecha de género digital hasta la inclusión financiera — el COVID-19 ha sido un intenso estímulo para el progreso estructural. Por ejemplo, antes de la pandemia, la disparidad financiera mundial entre los géneros había permanecido estática durante casi un decenio. Sin embargo, el COVID-19 ha impulsado el progreso en este ámbito — con el gobierno del Reino Unido estableciendo cuentas bancarias para más de 1,2 millones de personas en sólo dos días en el punto álgido de la pandemia, y más de 11 millones de trabajadores informales en Brasil solicitaron cuentas de ahorro para recibir fondos gubernamentales de emergencia.

Aprovechar este impulso y promover iniciativas específicas de acuerdo al género será fundamental para explotar el potencial de la mujer y acabar con los $172 billones de dólares en pérdidas globalmente (según estimaciones del Banco Mundial) debido a las diferencias entre hombres y mujeres según los ingresos obtenidos a lo largo de sus vidas.