Columna: Crisis, desesperación y manipulación

Por José Ignacio Avello.

Analizar el actual escenario pandémico mundial nos lleva a un estado de pánico inmediato. El solo hecho de ver las noticias, redes sociales y la sensación que se vive en las calles… Sin duda alguna el virus no es una broma o algo que se pueda tomar ligeramente.

El virus ha avanzado con fuerza, pero también, con éste, un estado de psicosis y maniobras de algunos gobiernos para crear ciertas estrategias mediáticas ante una pésima gestión como entes potenciadores del desarrollo nacional o, más bien, para disfrazar con una crisis una pésima labor institucional y gubernamental. Es por esto que detenidamente vamos a enfocarnos en las estrategias de la manipulación mediática del lingüista norteamericano Noam Chomsky de quien ya he escrito en diversas ocasiones.

A continuación veremos en qué consisten las 10 estrategias de manera detallada, como influyen a la hora de manipular las masas y en que se basan realmente.

1.- La estrategia de la distracción. El elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes. La estrategia de la distracción es igualmente indispensable para impedir al público interesarse por los conocimientos esenciales, en el área de la ciencia, la economía, la psicología, la neurobiología y la cibernética. «Mantener la Atención del público distraída, lejos de los verdaderos problemas sociales, cautivada por temas sin importancia real. Mantener al público ocupado, ocupado, ocupado, sin ningún tiempo para pensar; de vuelta a granja como los otros animales (cita del texto Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

Con la actual pandemia vemos cómo el Poder Ejecutivo juega y hace la “bicicleta”, el amague y de taquito mete goles con decisiones entre cuatro paredes, y oculta a la sociedad los verdaderos problemas que se van generando, sumando además una mala entrega de la información(realidad versus manipulación), que afecta a la población más vulnerable que además se encuentra envuelta en un sinnúmero de problemas desviando el foco de lo más importante para este grupo que está más expuesto.

2.- Crear problemas y después ofrecer soluciones. Este método también es llamado “problema-reacción-solución”. Se crea un problema, una “situación” prevista para causar cierta reacción en el público, a fin de que éste sea el mandante de las medidas que se desea hacer aceptar. Por ejemplo: dejar que se desenvuelva o se intensifique la violencia urbana, u organizar atentados sangrientos, a fin de que el público sea el demandante de leyes de seguridad y políticas en perjuicio de la libertad. O también: crear una crisis económica para hacer aceptar como un mal necesario el retroceso de los derechos sociales y el desmantelamiento de los servicios públicos.

En este punto nos vamos a referir sin esconder, a la verdadera intención de acogotar, descontrolar y generar caos en el pueblo. En otras palabras dejar a nuestra gente sin muchos cursos de acción a seguir y obligando a estos exigir las soluciones claramente persuadidas por el órgano manipulador. Malas condiciones de vida, falta de trabajo, malas pensiones, necesidad de alimentos, vivienda, etc. Resumen: ¡ellos juegan… nosotros caemos y somos títeres!

3.- La estrategia de la gradualidad. Para hacer que se acepte una medida inaceptable, basta aplicarla gradualmente, a cuentagotas, por años consecutivos. Es de esa manera que condiciones socioeconómicas radicalmente nuevas (neoliberalismo) fueron impuestas durante las décadas de 1980 y 1990: Estado mínimo, privatizaciones, precariedad, flexibilidad, desempleo en masa, salarios que ya no aseguran ingresos decentes, tantos cambios que hubieran provocado una revolución si hubiesen sido aplicadas de una sola vez.

Somos títeres de un circo, manipulados como payasos…. Y esclavos de nuestras malas decisiones…

4.- La estrategia de diferir. Otra manera de hacer aceptar una decisión impopular es la de presentarla como “dolorosa y necesaria”, obteniendo la aceptación pública, en el momento, para una aplicación futura. Es más fácil aceptar un sacrificio futuro que un sacrificio inmediato. Primero, porque el esfuerzo no es empleado inmediatamente. Luego, porque el público, la masa, tiene siempre la tendencia a esperar ingenuamente que “todo irá mejorar mañana” y que el sacrificio exigido podrá ser evitado. Esto da más tiempo al público para acostumbrarse a la idea del cambio y de aceptarla con resignación cuando llegue el momento.

Claramente vemos en este punto el mal actuar del Poder Ejecutivo de nuestro país, donde se hace un tremendo gasto de los fondos del Estado, entregando casi un efecto de pan y circo, prometiendo mejoras en la situación actual país y generando un desgaste interno político y social, donde nuestra gente cae por un discurso económico y somos sometidos a creer en algo que nos genera terror y nos acorralan a tener que caer de alguna forma en el anzuelo sin pensar en lo que vendrá después. Para ser más directos, los mismos parlamentarios oficialistas después de la aprobación del retiro del 10% se dieron vuelta la chaqueta y en contra de su propio gobierno.

5.- Dirigirse al público como criaturas de poca edad. La mayoría de la publicidad dirigida al gran público utiliza discursos, argumentos, personajes y entonación particularmente infantiles, muchas veces próximos a la debilidad, como si el espectador fuese una criatura de poca edad o un deficiente mental. Cuanto más se intente buscar engañar al espectador, más se tiende a adoptar un tono infantilizante. ¿Por qué? “Si uno se dirige a una persona como si ella tuviese la edad de 12 años o menos, entonces, en razón de la sugestionabilidad, ella tenderá, con cierta probabilidad, a una respuesta o reacción también desprovista de un sentido crítico como la de una persona de 12 años o menos de edad (ver “Armas silenciosas para guerras tranquilas”)”.

Sin duda la situación país nos muestra que tenemos un gobierno sin conducción y sin liderazgo. Esto lleva a que sus armas de apoyo tanto en lo comunicacional y políticas hayan sido mal empleadas para hacer creer que el país está avanzando, pero en realidad estamos avanzando hacia el abismo, con una crisis generalizada de las instituciones del aparato del Estado. Nos tratan como niños o como si no entenderíamos lo que está pasando, nos prometen, engañan y comunican lo que quieren bajo una estrategia comunicacional que se transforma en un arma mortal.

6.- Utilizar el aspecto emocional mucho más que la reflexión. Hacer uso del aspecto emocional es una técnica clásica para causar un corto circuito en el análisis racional, y finalmente al sentido crítico de los individuos. Por otra parte, la utilización del registro emocional permite abrir la puerta de acceso al inconsciente para implantar o injertar ideas, deseos, miedos y temores, compulsiones, o inducir comportamientos…

Mostrar situaciones que nos lamentamos, como un país sumergido en el desastre y aparecer con grandes soluciones como un gran Salvador, un verdadero mesías que nos trae un gran descubrimiento o mensaje, que nos llevará a una mejor condición. Pero esa condición conlleva actos que no son parte de la realidad, que son parte de trampas solamente para poder jugar con nuestras mentes.

7.- Mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Hacer que el público sea incapaz de comprender las tecnologías y los métodos utilizados para su control y su esclavitud. “La calidad de la educación dada a las clases sociales inferiores debe ser la más pobre y mediocre posible, de forma que la distancia de la ignorancia que planea entre las clases inferiores y las clases sociales superiores sea y permanezca imposibles de alcanzar para las clases inferiores (ver Armas silenciosas para guerras tranquilas)”.

Punto crítico donde está arma comunicacional. Hay ejemplos tan básicos, como el juego entre las clases sociales y un discurso programado de un gobierno que disfraza la realidad con el endeudamiento, donde los pobres mantienen efectivamente a los ricos y poderosos; el desgaste y endeudamiento de la clase media chilena, el rol de las AFP, los bancos, el gran empresariado de un país que sin duda mantienen relaciones comerciales y están detrás de la política (financiamiento).

8.- Estimular al público a ser complaciente con la mediocridad. Promover al público a creer que es moda el hecho de ser estúpido, vulgar e inculto…

En otras palabras, hacer creer que estamos bien, cuando en realidad estamos muy mal, sometidos a un discurso gubernamental que no tiene pies ni cabeza. Simplemente acostumbramos a no crecer y seguir estancados porque la situación según ellos es así y no existen soluciones.

9.- Reforzar la auto culpabilidad. Hacer creer al individuo que es solamente él el culpable por su propia desgracia, por causa de la insuficiencia de su inteligencia, de sus capacidades, o de sus esfuerzos. Así, en lugar de rebelarse contra el sistema económico, el individuo se auto desvalida y se culpa, lo que genera un estado depresivo, uno de cuyos efectos es la inhibición de su acción. ¡Y, sin acción, no hay revolución!

De cierta manera, en el efecto pandemia existe una responsabilidad de nosotros como parte de una sociedad en el acto del autocuidado y responsabilidad sobre nuestra salud. No debemos olvidar también el compromiso y el deber del Estado, de proteger y cuidar a sus habitantes, donde podemos ver que, por negligencia, el gobierno tiende sólo a responsabilizar al pueblo. Sin duda, el mal actuar y pésimos procedimientos sanitarios por parte del Ejecutivo, dejan una sensación de auto culpabilidad y nos sentimientos desvalidos, desprotegidos, gracias a un efecto mediático de hacernos sentir responsables de todo.

10.- Conocer a los individuos mejor de lo que ellos mismos se conocen. En el transcurso de los últimos 50 años, los avances acelerados de la ciencia han generado una creciente brecha entre los conocimientos del público y aquellos poseídos y utilizados por las elites dominantes. Gracias a la biología, la neurobiología y la psicología aplicada, el “sistema” ha disfrutado de un conocimiento avanzado del ser humano, tanto de forma física como psicológicamente. El sistema ha conseguido conocer mejor al individuo común de lo que él se conoce a sí mismo. Esto significa que, en la mayoría de los casos, el sistema ejerce un control mayor y un gran poder sobre los individuos, mayor que el de los individuos sobre sí mismos.

Simple: es generar la necesidad, para hacernos caer en la trampa; es construir un relato mediático en base a la manipulación de la mente, buscar sus debilidades y fortalezas, para poder construir la maquinación del poder y dejarnos desvalidos, con la clara idea de controlar cada uno de nuestros pasos, dejarnos sin salidas y desesperamos ante cualquier situación que afecta a la sociedad.

José Ignacio Avello Ortiz es Diplomado en política y sociedad de la información, Diplomado en gestión organizacional de la empresa y Magister en Ciencias Políticas y Comunicaciones.